viernes, 26 de marzo de 2010

LA METÁFORA DE LA ESCALERA DE DOSTOIEVSKI


Bela Martinova, que fue también la editora y traductora para los cuentos de Fiódor M. Dostoievski en Ediciones Siruela, comenta en el prólogo a la nueva edición de Ediciones Debolsillo,2009, el tremendo afán de lucha y resistencia que debía tener un peterburgués del siglo XIX para intentar conseguir y, sobre todo, mantenerse en el escalafón más alto del estamento burocrático en donde se encontrase desempeñando su labor.
Supongo yo, que la escritora quiere indicarnos los temores propios de esa situación angustiante: los escalones son resbalosos, alquien puede quitar la escalera... Ciertamente, Bela Martinova, cita apenas el hecho, pero a mí me ha dado mucho qué pensar. En primer lugar me pregunto si ha inventado el concepto «metáfora de la escalera de Dostoievski« o ya existía. De cualquier manera ha sido un acierto que ella lo cite en el texto.
Entre los muchos relatos presentes en esta recopilación están El cocodrilo, El señor Projarchin, Pobres gentes, que tratan sobre la burocracia y sus males.
Tengo la sensación de que este síndrome se le podría aplicar a mucha gente, pero por una razón, porque tiene este complejo burocrático. Digo bien: complejo burocrático, me parece muy acertado el concepto que acabo de escribir casi sin darme cuenta, y lo aplican a todas las circunstancias y relaciones de su vida. Un terrible error. Tienen tanto temor a caer de la escalera, a no seguir en ese sitio que ellos consideran lo más arriba posible, que no se dan cuenta de que ellos mismos se están quitando la escalera con sus propios pies en cuanto creen estar sujetos a algo. Luego vienen las consecuencias. La soledad, el desánimo... Pero como el síndrome no se supera así como así y menos si no se tiene conciencia de que se padece, la rueda de la vida gira y gira como una ola tras otra, y al final sigue habiendo más de lo mismo, es decir, más de soledad y desánimo, más de egoísmo y desconfianza cuando se podía haber ganado en solidaridad, amistad y otras opciones mucho mejores que la hipocrecía, siempre tan deleznable.
No sé si quienes me leen estarán de acuerdo, pero mee parece que esta foto de Lupo, un artista con un maravilloso imaginario fantástico, acompaña perfectamente lo que quiero decir. Hay personas que siempre se sentirán bajo la ola quizá porque no confían en salir a flote, o no valoran sus propias fuerzas.
Sinceramente también creo que todos nos sentimos así muchas veces, como ante la posibilidad de perder algo, pero de ahí a estarlo siempre... Hay mejores opciones: una, la de negarse a seguir subiendo escalones para llegar hasta el último, ese que nunca se alcanza a ver porque, a lo mejor, es como la planta de guisante del cuento para niños que crece y crece y crece y se va más allá de las nubes.
La imagen que acompaña este texto es de Lupo. Puedes acceder a su imaginario en: http://loscuatroelementos.wordpress.com

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